Mirá vos como llego hasta acá. De causalidad. Leiste bien, de CAUSAlidad.
Un disparador, un pensamiento, una dolencia. O muchas dolencias.
La leyenda de La luciernaga de los deseos es una historia que es tan parte de mi vida como mi nombre, mi apellido o mi propia piel. Básicamente relata la vida de alguien que dominado por el ego y el orgullo decide ser el mejor en su actividad o, mejor dicho, alimentar su ego hasta no poder mas dejando de lado a todos y a todo, incluso al amor de su vida. Luego de muchos años de viaje entiende que nunca buscó sobresalir en lo que él hacía, simplemente estaba dominado por el ego de saberse el mejor y querer probarlo -o ratificarlo- cada vez que tuviera la oportunidad. Cuando se cansó de vagar en busca de satisfacer algo que iba a ser imposible de llenar primero pensó en suicidarse por todos los años que había desperdiciado y luego de pasar por muchos estadios de ánimo decidió rectificar su gran error retornando a los brazos de quien nunca debería haber abandonado. Claro está, al regresar no solo no encontró a nadie sino que además el amor de su vida había desaparecido también. Lejos de abatirse comprendió que era tarde para arrepentirse por haber elegido un camino equivocado en la vida y tambien que uno encuentra al amor de su vida una sola vez en la vida. Y cuando digo al amor de su vida no hablo solamente de una mujer; hablo de amigos, familia, trabajo, una vocación o simplemente un pasatiempo, algo que nos llena profundamente el alma.
No vale la pena lamentarse por haber tomado un mal camino, es una forma mas de crecer en la vida. La mejor forma de honrar el grato recuerdo de aquellos que olvidamos estupidamente es actuar con ese mismo recuerdo y hacerlo brillar por encima de todas las cosas todos los días durante el resto de nuestras vidas para no volver a olvidar a aquellos que nos quieren y desean nuestro bien y felicdad por encima de todas las cosas.
Algo similar escribí en el año 2008, de ahí el título de esta nota. Podría llamarlo círculo o karma, lo cierto es que pasan los años, pasan las compañías y mis acciones siguen siendo las mismas; sigo olvidando a aquellos que intentan rodearme con su amor y calidez dominado por el ego y la soberbia de sentirme indispensable e invencible.
Yo, como el personaje de la leyenda, estoy viviendo el infierno que implica chocar contra el fantasma del error, ver a los ojos a las personas y situaciones que maltraté en mi falsa creencia de ser superior.
Si me toca perder pasajeros en el tren de la vida lo voy a aceptar -con todo el dolor de mi alma, puesto que no son muchos pero sí son muy buenos- y voy a tomar las acciones que solicita la situación.
No quiero que pasen 4 o 5 años y me vuelva a encontrar con que sigo cometiendo el mismo error, con que sigo olvidando y lastimando a gente que me brinda su amor y si bien esa gente no va a volver mas, prometo atesorar los mejores momentos en mi corazón y usarlos como combustible en los momentos en los que me sienta abatido o sin respuesta.
El largo viaje de mi alma ya terminó
Me esperaron mucho tiempo
Es momento de empezar un viaje nuevo
Para reconstruir aquello que rompí
Recordando a todos aquellos que me llenaron el alma
Gracias.