13 abr 2011

Historia reciente

Amainó -por fín- la tormenta. Cuerdo durante algunos días, insano en otros tantos...
Ella no entendía cuando le mostrabamos sus falencias, por el contrario, se rehusaba a verlas y peleaba defendiendo su postura errónea. Pero, como dije al comienzo, la tormenta bajó su intensidad tanto que ni siquiera es un recuerdo.
Yo quedé un tanto impregnado por la violencia de los vientos; si dijera que no me sacudí estaría mintiendo asique asumo todos los cargos que se presenten. En ese raconto de cargos hay que mencionar que se me confundió la cabeza. Y es que tanto amor de golpe puede hacer mal y en mi caso Hizo mal. Por suerte la cabeza bajó a tierra y me recordó que no quiero casamiento ni propio ni ajeno. Así como de la nada todo el amor que me recorría el espíritu desapareció, pero desapareció en serio.
Y me deja así como me vés.






Cómo me ves?
Mar

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