29 ene 2011

Ideal

Idealizamos, todo el tiempo.
Idealizamos nuestra pareja perfecta, idealizamos a nuestros padres, a nuestros amigos; idealizamos la carrera que vamos a seguir, idealizamos lo que viene después de terminarla -en tiempo récord-, en fín, idealizamos.

Para los duros de cabeza -como quien escribe- se vive un momento de ablande mental muy grande, pues la vida y las circunstancias de la misma, demuestran prácticamente a diario que los ideales quedan para lo teorico: dichos libros plantean la existencia de estructuras en las cuales uno se mueve, actúa, desarrolla capacidades y enfrenta problemáticas. Pero, obviamente, muere ahí.
El devenir diario enseña algo totalmente distinto: aquellos que creíamos como ideales hoy ni siquiera son recuerdo, nuestros padres tienen aún mas falencias que nosotros, nos cuesta tanto concentrar nuestras energías en algo que divagamos alrededor de carreras y, en otros casos, nos rendimos siquiera antes de empezar.
Pareciera que son todas pálidas, pero tampoco es así. Y acá entramos en la segunda cuestión a tratar...
Existen los grises, aunque hay gente como quien escribe, que cree en los blancos y negros -y pará de contar-. Hay matices, miles. Algunos son hermosos, otros son horribles, pero todos son matices al final. Lo que se trata de hacer es concentrarse para esos matices, siempre tratando de que sean lo más cercanos posible a lo bueno o productivo. En el caso de que sea para el lado de las malas, matizar lo menos mal posible. Así como lo describía el gran Girondo:
"Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Lo malo, si poco, no tan malo"

En fín, no hay que desesperar, siempre hay soluciones. No se está tan mal como se cree. Y por suerte, siempre va a haber alguien peor que uno.
Importante de recordar: la historia no la hacen los que abandonan, sino los que repiten errores una y otra vez.






Mar

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