13 ene 2011

Tribulaciones de un corazón enfermo- Previo a la 3era etapa del Social Suicide

En un jardín de rabas, me encontraba. Era felíz, muy felíz-
Te tenía a vos, me tenía a mi y lo tenía a él (que más podía pedir?)
No había preocupaciones mas que a la hora de comer. Eran preocupaciones muy relativas, pero lindas preocupaciones al fin.
Generalmente elegíamos tomates de mar, junto con algunos crustáceos (los preferidos de todos). Los de aquella isla eran los más deliciosos; así como lo era el amor que sentíamos los tres.
Recordás aquellas voces de sirenos? Jóvenes gigantes que parecían emergidos del mismisimo infierno (porque siempre debían de asociar lo cálido con el cielo?); nos entretenían los días, las tardes y las noches. Incluso esos días de lluvia intensa que no dejaban lugar a nada, excepto a su dulce tono de voz.
Que vida aquella! Junto a vos, a él y a mi.

En un mundo utópico, vivimos.
Somos felices, porque es útopico. No hay tristeza, porque es útopico.
De haber tristeza alguna, la erradicaría inmediatamente, porque no es algo útopico.
Armonico, puede que sea.
Y triste, también.

Hablaste de Cortázar, de Kafka, de Borges.
Fantasías por montones, todas armonizadas con jazz; de Django, de Pat, de Wes, incluso algo de Lee.
Jolgoríos armonizados con algo de Merle, Tommy, Chet.
Momentos de locura con A day, Between, Protest.
Soledades acompañadas de silencio, tuyo, de él y mío.

Decime para qué sirve una cabeza cultivada si no es para ponerle mas calificativos a los sentimientos, mas explicaciones a la locura y menos justificativos a los corazones enfermos.






Me olvidaba de algo!
La frenada en seco:
Quiero mucho
pero tengo nada servida en la mesa
Mar

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